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Por qué la salud financiera de tu empresa es tan importante

Control financiero timer 3 min.
Jordi Carrillo

Si bien cualquier empresa debe pensar día a día para mantenerse en el mercado, la idea del largo plazo siempre debe estar presente en la mente de cualquier directivo. Y uno de los pilares del día de mañana es la salud, financieramente hablando, de la compañía. A lo largo de la vida de cualquier empresa, ésta pasará por buenos y malos momentos, pero las decisiones financieras se deben tomar teniendo esto en cuenta. 

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Dentro de la llamada salud financiera, uno de los aspectos más importantes que se debe destacar es aquello que concierne a la estructura financiera de la empresa. De una forma muy sucinta podemos definir este concepto como la decisión que ha tomado la empresa entre financiación propia y ajena. Una decisión en ocasiones totalmente voluntaria, aunque otras veces obligada por las circunstancias. Es decir, pueden existir momentos en los cuales se necesiten fondos para la expansión de una empresa y si ésta no tiene capacidad de generarlos por sí misma deberá recurrir forzosamente a financiación exterior (normalmente proveniente de entidades financieras, si bien es cierto que cada vez existen más alternativas).

Como se puede apreciar, estamos hablando en este post del pasivo de la empresa. Como sabes, éste está formado por una parte por los recursos propios (básicamente el capital puesto en su día para la constitución de la compañía, así como los beneficios generados y no repartidos) y por los recursos ajenos. Éstos serían todo aquello que la empresa debe a terceras partes que no sean accionistas suyos.

Cuando miramos la estructura financiera de cualquier empresa nos fijamos qué distribución tiene su pasivo. Cuánto debe a sus accionistas y cuánto a sus proveedores externos. Y con ese primer examen nos damos cuenta en qué medida depende de fuentes externas. Grosso modo, cuanta mayor dependencia de ajenos haya por parte de una compañía, más débil será la empresa ante acontecimientos negativos externos.

Por decirlo de una forma muy directa; cuanto menos se les deba a otros, si se sufre un problema de liquidez temporal (o persistente) será menos importante puesto que los accionistas suelen tener mayor paciencia que aquellos que sean ajenos.

Pero un análisis realista no puede ser tan simple. La deuda con terceros no es solo una opción sino una realidad en el mercado, donde es usada por la inmensa mayoría de empresas. No nos referimos tan solo a una deuda con coste financiero (aquella donde el dinero prestado genera unos intereses que también se deben pagar), sino también la que podríamos llamar deuda operativa (la que se genera por el devenir normal de una empresa, que lleva a pagar a no tener que pagar a los proveedores de forma inmediata sino en plazos que pueden ser de sesenta o noventa días).

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