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Un método para evitar errores en los viajes de incentivos

Viajes de incentivos timer 3 min.
Dan Moser

Si todo sale bien, un viaje de incentivo puede ser la mejor herramienta de la empresa para motivar a los empleados y ofrecer una gran imagen a los clientes. Pero también puede ocurrir el efecto contrario y que el viaje sea un fiasco. En ese caso, además de gastar dinero inútilmente, la empresa habrá erosionado, puede que de forma irreversible, su relación con trabajadores y clientes.

El método Aristotélico para reducir riesgos en los viajes de incentivos

Aristóteles recomienda un sencillo método para evitar riesgos en todos los ámbitos de la vida, que comienza con el siguiente enuncicado: «Que pasaría sí...». Esto nos lleva a tener previsto por lo menos un plan B para todos nuestros proyectos, aunque lo más recomendable es pensar en alguno más, es decir, un plan C, D, etc.

Aplicado a la organización de viajes de incentivos, todos los profesionales que participen de una forma u otra en su planificación, deberían hacerse estas y otras preguntas:

  • ¿Qué pasaría si se retrasase o cancelase un vuelo?

  • ¿Qué pasaría si el hotel no tiene las calidad esperada?

  • ¿Qué pasaría si hay overbooking en el transporte o alojamiento elegidos?

  • ¿Qué pasaría si el guía no cumple las expectativas?

  • ¿Qué pasaría si se produce un percance inesperado, como que un cliente enferme o tenga un accidente?

Una vez imaginados todos los posibles riesgos, hay que tener previstas las soluciones: tener un medio de transporte alternativo, cerciorarse de lo que cubre el seguro y a qué número tenemos que llamar, asegurarse de que no va a haber problemas para cambiar de hotel o guía si no tienen la calidad esperada, etc.
En un viaje de incentivos
todo debe estar bajo control, puesto que el más mínimo fallo de logística o simplemente de desviación del presupuesto puede llevar al traste una labor de meses de trabajo.

La creatividad para lograr sorprender a los invitados es fundamental, pero siempre yendo de la mano del rigor para asegurarnos que todo transcurre según lo previsto,

No se debe dejar nada en manos del azar, puesto que en un viaje de incentivos no hay una segunda oportunidad para cambiar una primera impresión. La imagen que demos a los clientes será la que prevalecerá y la que estos transmitirán a sus contactos

Imaginar todos los imprevistos e incidencias y problemas nos puede causar una gran ansiedad, pero si a cada uno de ellos le aplicamos una o varias acciones preventivas, cada vez estaremos más cerca del éxito en la organización e implementación del viaje.

Para el presente post, hemos contado con la ayuda de:

“Javier

Javier Lozano

Marketing & Travel Advisor




Image(s): FreeDigitalPhotos.net

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