El TTIP, el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, está en boca de todos. Unos lo aplauden, otros lo ven con ojos pesimistas. ¿Pero qué es exactamente? ¿Qué implicará para las empresas españolas y europeas? Te lo explicamos a continuación.
El TTIP o Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, es un tratado que están negociando Estados Unidos y la Unión Europea, con el objetivo de aumentar el comercio y la inversión entre ambos mercados. El acuerdo pretende crear un auténtico mercado que genere nuevas oportunidades económicas, gracias a una mayor compatibilidad reglamentaria y marcando una pauta en cuanto a normas mundiales.
Ventajas
Según los partidarios del TTIP, las ventajas son simples. Actualmente ya son muchas las pymes que exportan a Estados Unidos: se calcula que el 28% del total de exportaciones de la UE hacia ese país viene de parte de las pequeñas y medianas empresas. Pero existen grandes barreras que dificultan este tipo de comercio, como el cumplimiento de las normas técnicas y de la reglamentación para todas las mercaderías, la dificultad de acceso a información sobre la reglamentación que se aplica a los productos europeos y estadounidenses, o el cumplimiento de la normativa aduanera. Así, el TTIP pretende acabar con dichas barreras y allanar el camino para las empresas de ambos países.
Inconvenientes
Según los detractores, es evidente que el TTIP es un acuerdo pensado para las grandes compañías: el acceso a los cientos de millones del mercado estadounidense es un reto que la mayoría de pymes no pueden afrontar por ser demasiado ambicioso, por falta de recursos y a veces, por falta de un modelo empresarial adecuado. Existe el riesgo que se logre un efecto asimétrico, por el cual sean las empresas americanas, de mayor dimensión y con más recursos, las que compitan en el mercado europeo y no ocurra lo mismo en el sentido contrario.
Además, hay que tener en cuenta que esta armonización del marco normativo, para que los mercados sean lo más homogéneos posibles, tienda a realizarse a la baja, adoptando estándares más laxos y creando una situación de desregularización. Esto podría afectar, pues, a las regulaciones pensadas para proteger la actividad de las pymes y el empleo que generan.
Los contrarios al TTIP también analizan las consecuencias del NAFTA, el primer gran acuerdo liberalizador, similar al TTIP, que se dio en 1994 entre Estados Unidos, Canadá y México. El resultado ha sido una gran concentración de la riqueza en pocas manos, y un aumento de la pobreza en general. La entrada de grandes compañías norteamericanas en el mercado mexicano, basado en la pequeña empresa, ha tenido efectos devastadores para las empresas nacionales.
Así, en muchos países, como Bélgica, Alemania, Reino Unido o Austria, grandes asociaciones en pymes han alzado la voz para que se tenga en cuenta los riesgos para su sector.
En todo caso, es importante generar un debate real sobre este tema, con la participación de todos los sectores involucrados. Este acuerdo tendrá un gran impacto en la estructura económica y social de Europa, por lo que resulta inquietante el secretismo que rodea la negociación del tratado.
