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Las claves de una inversión adecuada en inteligencia empresarial

Sandra Teruel

La inversión en Business Intelligence (BI) o inteligencia empresarial es tan necesaria para mejorar la competitividad de las empresas como, en  ocasiones, difícil de justificar y establecer en su justa medida por las dificultades de calcular un Retorno de la Inversión (ROI) que determine, cuantitativa y detalladamente, qué beneficio concreto se obtiene de tomar las decisiones adecuadas.

Pese a su complejidad, existen ciertas claves que pueden ayudar a detectar cuándo es necesario poner en marcha un proceso de inteligencia empresarial, con qué enfoque y cuál es el nivel de inversión necesario.

 

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Clave número 1: Detectar las señales

Existen una serie de señales muy claras que indican la necesidad de invertir en inteligencia empresarial con el fin de lograr ventaja competitiva frente a los principales rivales del sector:

  • Uno o varios de tus competidores tiene un mayor volumen de ventas de un producto o servicio pese a que su precio es más elevado. Esto puede deberse a causas tan diversas como tener unas características del producto mejores o poseer un marketing más persuasivo y eficaz.

  • La competencia tienen más relevancia y/o visibilidad para el gran público.

  • Tu empresa, marca o negocio no se encuentra bien posicionado en los motores de búsqueda, las redes sociales e Internet en general.

  • Desconocimiento de cómo conseguir nuevos clientes y arrebatárselos a la competencia.

Clave número 2: No obsesionarse con el ROI

Calcular el ROI exacto de una inversión en BI es muy complejo, puesto que no siempre es posible saber, por ejemplo, la cifra concreta de clientes que nos va a permitir ganar o retener la puesta en marcha de un proceso o el uso de una herramienta determinada de inteligencia empresarial.

Por lo tanto, al no existir una fórmula mágica para el ROI de una inversión BI, nos debemos fijar en conceptos más generales, como el valor a medio y largo plazo que se está añadiendo al negocio y las mayores posibilidades de crecimiento que se van a obtener.

Clave número 3: Tener en cuenta que los beneficios intangibles o “blandos” son muy importantes para el futuro de la empresa  

Una buena parte de analistas y expertos coinciden en que, si bien es importante tener criterios de medición rigurosos, las organizaciones deben valorar adecuadamente los beneficios intangibles, también conocidos como beneficios “blandos”.

Las cuestiones intangibles, pese a no proporcionar un beneficio económico inmediato, tienen un gran valor estratégico. Dos ejemplos serían la elaboración de informes de calidad de forma rápida y fiable o una mejor administración de la información.

A la larga, estas cuestiones van a acabar jugando un papel básico en el desarrollo de la empresa, pudiendo convertirse en piezas claves dentro del engranaje que determinará un funcionamiento fluido y encaminado al éxito de cualquier organización.

Clave número 4: Determinar el enfoque de BI que más te interesa

Los sistemas de inteligencia pueden aportar valor a tu empresa o negocio de distintas formas:

  1. Con la toma de decisiones adecuadas. Basadas en datos objetivos y no en opiniones o intuiciones.

  2. A través de la innovación. Implantando mejoras continuas y nuevos circuitos y rutinas de producción, administración, logística, etc.

Para elegir a cuál o cuáles de estas tres líneas debes enfocar tu inversión en BI tienes que valorar aspectos de tu empresa o negocio como:

  • Tipo de organización, tamaño y complejidad.

  • Necesidades específicas, puntos fuertes y debilidades.

  • Desarrollo tecnológico actual.

  • Tipo y cantidad de información que se necesita como apoyo en la toma de las decisiones adecuadas.

  • ¿Cuáles son los departamentos o profesionales que más necesitan esa información?

Como en cualquier otra inversión, los proyectos de BI deben estar alineados con las necesidades y objetivos de la empresa. Nunca se ha de perder de vista la búsqueda de unos beneficios que, aunque no tienen que ser directos y cortoplacistas, sí deben servir para la consecución de algún tipo de valor que mejore la productividad y capacidad de la empresa y la sitúe en una posición de ventaja frente a la competencia y otras situaciones adversas.

 

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