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Cómo incorporar valor añadido a un evento corporativo

Sandra Teruel

Dotarlos de un plus de responsabilidad social o medioambiental, conseguir que permanezcan en la memoria de los asistentes por su originalidad o ampliar su visibilidad con una buena estrategia de promoción en las redes sociales son algunas formas de añadir valor añadido a los  eventos corporativos, aumentando así su eficacia y rentabilidad.

Las empresas siempre han confiado en la organización de eventos (seminarios, congresos, cenas corporativas, presentaciones de productos) como herramienta de promoción de productos y servicios, mejora de la imagen de marca y potenciación de la fidelidad y el buen ambiente tanto en los propios empleados como con clientes y proveedores.

En los tiempos de bonanza económica, el presupuesto destinado a estos actos, como ocurría con prácticamente todas las partidas, crecía año tras año y la mayoría de empresas no se preocupaban demasiado en calcular la rentabilidad de los mismos.

Es totalmente innecesario recordar que las circunstancias han cambiado, los beneficios disminuido, el crédito no fluye con facilidad y, aunque las empresas siguen organizando muchos actos corporativos por su demostrable eficacia, cada vez los gestores de las mismas exigen estar más seguros de que los beneficios que se van a conseguir justifican la inversión.    

En estas circunstancias, cada vez cobra mayor importancia lograr valor añadido para estos actos, consiguiendo que sean más impactantes, eficaces y totalmente alineados con los objetivos para los que han sido organizados.

4 formas de añadir valor a un acto corporativo

1) Relacionar el evento con alguna una causa benéfica o en defensa del medio ambiente

Los actos de voluntariado social, las causas benéficas donde se pide ayuda para una buena causa, ya sea la defensa de los colectivos sociales más desfavorecidos o del medio ambiente, suelen tener una gran acogida tanto en los propios empleados o clientes de la empresa, que valoran mucho el poder participar en una causa altruista, como en la sociedad general, que empezará a percibir la imagen de la marca de una forma más amable y solidaria.

No es necesario que el evento en sí sea una causa benéfica, se puede organizar un seminario o un congreso y, en un momento determinado, introducir un sorteo benéfico o una acción para ayudar en la conservación de un lugar de interés para la biosfera.

2) Promover el evento a través de Internet

Utilizando la imaginación, no es tan difícil convertir un evento en un vídeo viral y conseguir muchas visitas, lo que ayudará enormemente a dar visibilidad al acto, alargar su recuerdo indefinidamente porque los contenidos de Internet pueden ser visitados en cualquier momento e, incluso, ofrecer una imagen positiva y divertida de la empresa.

Un vídeo con escenas divertidas de una cena de empresa o una presentación (teaser) de un acto jugando con el misterio, como si se tratase de un thriller o una película de terror, pueden ser dos buenos ejemplos, aunque no los únicos, puesto que las posibilidades de la red no tienen fin.

3) Hacer que sea irrepetible

Lo importante de un evento es que deje huella en los invitados, que su memoria lo retenga el mayor tiempo posible. Se puede conseguir a través de unos ponentes de renombre o de la presentación del tema en un formato audiovisual de gran calidad. Sin embargo, muchas veces los pequeños detalles acaban siendo los recursos de mayor efectividad, como un obsequio diferente y personalizado a los asistentes o la celebración del evento en un  entorno original: un faro, un convento o el interior de un museo.

evento

4) Calcular previamente el ROI

No siempre es fácil averiguar cuál va a ser el retorno de la inversión (ROI) de un evento y menos aún hacerlo de manera cuantitativa. No obstante, existen indicadores de medición que conviene analizar antes de poner en marcha un acto, como por ejemplo los contactos profesionales a realizar o el porcentaje de ventas de un producto o servicio que se puede llegar a conseguir.

 

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